RESPETO POR DISENTIR
En el último tiempo, lamentablemente, vemos cómo la opinión distinta, el sentir divergente, la opción mayoritaria o minoritaria o el pensamiento a contrapelo, se han transformado en todos los ámbitos del quehacer social, en una peligrosa amenaza.
Solo observando los medios de comunicación o participando en RR.SS., vemos cómo el lenguaje violento y beligerante se tomó el derecho de colgar en la plaza pública a quien no piensa igual. No cabe duda de que la pasión en el mundo de las ideas y en especial en las ideas políticas está llevando a excesos antes inimaginables, pero también hay ejemplos de que es posible el debate amplio, dando lugar a la coexistencia respetuosa de las diferencias.
Lo cierto es que no podemos permitir que exista violencia entre las partes porque simplemente discrepen entre sí. Las opiniones y el diálogo fecundo del presente siempre se deben respetar y esa diferencia es también nuestra riqueza.
El pensar diferente y el poder expresarlo con respeto y sin miedo, es la base de una sociedad sana, equilibrada y madura. Opinar con libertad y decir lo que se piensa, por supuesto, con respeto, no es agresión, ni menos una guerra. Aunque suene duro, los agresores de la libre expresión se esconden en el anonimato, se muestran intolerantes e intransigentes, y no están dispuestos a aceptar la diferencia.
Todos tenemos visiones personales que nos ha forjado nuestra propia historia, podemos ser un aporte con nuestras opiniones, pero hay que tener en cuenta que también existe la posibilidad de estar equivocados. Ya sea lo uno o lo otro, que ello no coarte nuestro derecho a opinar y que a nadie convenzan a pedir perdón solo por opinar distinto.
No cabe duda de que hoy estamos viviendo en una sociedad polarizada y donde la crisis de las instituciones, la seguridad, el reclamo por los abusos, y la compleja situación económica, solo han profundizado las desconfianzas en la ciudadanía y la beligerancia en el lenguaje. Sin embargo, emerge una oportunidad única para repensar nuestro país, hacer una pausa, reflexionar, saber escuchar, conversar, debatir y generar un diálogo respetuoso con nuestras legítimas diferencias, donde el pensamiento crítico y la opinión, no sean vistos como un reguero de pólvora o provocación, sino más bien, un valor fundamental para construir la unidad en la diversidad y así, entre todos, con sabiduría y humanidad, saber valorar el pensar distinto.
MARGARITA DUCCI
Directora Ejecutiva Pacto Global Chile, ONU